6 Y ciertamente es un gran negocio la piedad, con tal de que se
contente con lo que tiene.
7 Porque nosotros no hemos traído nada al mundo y nada podemos
llevarnos de él.
8 Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso.
9 Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en
muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la
ruina y en la perdición.
10 Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos,
por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron
con
muchos dolores.
11 Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas; corre al
alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia
en
el sufrimiento, de la dulzura.
12 Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que
has sido llamado y de la que hiciste aquella solemne profesión delante de
muchos testigos.
13 Te recomiendo en la presencia de Dios que da vida a todas las
cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan
solemne
testimonio,
14 que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación
de nuestro Señor Jesucristo,
15 Manifestación que a su debido tiempo hará ostensible el
Bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de
los
señores,
16 el único que posee Inmortalidad, que habita en una luz inaccesible,
a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el
poder por siempre. Amén.
17 A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni
pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos
provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos;
18 que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que
den con generosidad y con liberalidad;
19 de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con
el que podrán adquirir la vida verdadera.
20 Timoteo, guarda el depósito. Evita las palabrerías profanas, y
también las objeciones de la falsa ciencia;